miércoles, abril 15, 2020

Cartas vol. III
Hace exactamente un año, una noche igual a la de este momento, estaba completamente nerviosa, guardando ropa en un bolso para ir a conocerte. Estaba aterrada de lo que fuera a pasar, no en mal sentido, sino que como sería pasar unos días con vos: si nos llevaríamos bien, si teníamos cosas en común, si íbamos a fluir, básicamente; ese era el miedo mayor, fluir a la par. No me iba a dejar ganar por un miedo tan insignificante, así que continué con lo que estaba haciendo, decidida a terminar para irme a dormir ya que a las 10 am entraba en el trabajo. 
Esa noche dormí poquísimo, no podía, me llenaba de preguntas y de inquietudes, me intrigaba saber si estabas en una secuencia parecida a la mía, si yo era una exagerada, mira si llegaba y todo mal ? Iba a estar sola y bastante lejos de casa, además de con el corazón roto. Definitivamente tenía mucho que perder pero estaba mas que dispuesta a perderlo de ser necesario. 
Conseguí dormir unas dos horas de corrido, me levante, bañé y vestí con lo que ya había dejado preparado la noche anterior. Desayune con un nudo en el estómago, siempre que estoy nerviosa me pasa, pero ese día estaba mucho más intenso que de costumbre. Me fui a trabajar y la jornada fue como siempre un poco mas de lo mismo, salí y merendé con un amigo en modo de "despedida" por más que me iba solo cuatro días.
Yendo a la terminal mil cosas pasaban por mi cabeza e imagine un millón de posibles acontecimientos que pudieran surgir en las horas que iba a estar viajando, llegué a creer que no me ibas a ir a buscar e iba a quedar tiradísima, totalmente en bolas pero obviamente no fue así y me estabas esperando justo en la dársena 30, que habíamos puesto como punto de encuentro sin saber que literal iba a bajar ahí. Te vi desde el colectivo, mirando para otro lado con las piernas cruzadas, totalmente en otra y sonreí instantáneamente, eras vos y estabas ahí.
Baje con el bolso e hice como si nada, fingí tener una confianza que jamás tuve y te salude como un amigo de toda la vida, me abrazaste y automáticamente tu perfume (a propósito increíblemente dulce) me invadió por completo y volví a sonreír, me miraste sacándome del trance en el que estaba y me dijiste que si no nos apurábamos en subirnos a un taxi no nos íbamos a ir mas, te seguí apenas te moviste, como un imán. 
No recuerdo bien donde bajamos, sólo que era Palermo y que teníamos sed así que porque no parar para tomar una cerveza y de paso empezar a hablar un poco mejor cara a cara. La charla fue tan amena que parecía que nos conocíamos de años, como dos viejos amigos que se vuelven a reencontrar. Unas birras después fuimos a tu casa en colectivo, donde no hubo un solo pasajero que no nos mirara como si de dos mutantes se tratara, pero que importan los demás si estaba todo completo entre ambos. Llegamos, me dejaste cambiar y fuimos a comprar más cerveza, mas precisamente cuatro, para esperar a tus amigos e ir al pool. Ya en el lugar no me acuerdo mucho, solo que me presentaste como tu novia, así sin mas, yo con total asombro solo saludaba a todos con cortesía mientras me preguntaban de donde era y porque era tan limada en haber viajado a conocer a alguien como vos (obvio que con el tiempo entendí a que se referían). Mi próximo recuerdo es en tu casa, donde me diste un beso y me dijiste que querías ser mi novio y que vivamos juntos.
Esos son los primeros recuerdos que tengo a tu lado, muy apresurado todo pero con el eslogan bien alto de vive rápido nosotros nos entendíamos, como si de eso en realidad se tratara. 
Ese fin de semana, más allá de mi poca memoria producto de todo lo que hicimos, fui realmente feliz y me sentí perteneciente a alguien, alguien que en cuatro días había conseguido llenar un lugar que ni mi ex pareja de seis años había conseguido, me sentí victoriosa, viva, amada. Las pequeñas cosas cotidianas como ir al súper por provisiones se convertía en una aventura, cocinar me parecía algo divertido, mirar una película era no mirarla sino hablarte de mil estupideses mientras te reías. 
Fue gratificante, pero tuve que volver a mi rutina aburrida en la ciudad donde vivo, de todas formas estaba tranquila de que venías a vivir acá en otros cuatro días que por cierto se hicieron interminables y me llenaba de dudas de si realmente te la jugarías a dejar todo por mi o si era solo una excusa para dejarme partir feliz, no me decepcionaste y el viernes estabas acá, cansado del viaje, sonriendo otra vez.
Conseguiste trabajo, vivimos juntos y en un mes y medio nos encargamos de arruinar toda la historia que podíamos haber construido y que, si me lo permitís decir, nos merecíamos. Soy una fiel creyente de que todo, absolutamente todo, pasa por algo y que conlleva un desenlace no siempre favorable y haberte conocido de la manera que nos conocimos, con el feeling que hubo desde que nos miramos a los ojos, eso no es una casualidad y lo voy a decir hasta el día que me muera, conocerte tenía que tener un motivo y lo iba a entender a medida que pasaran los meses. 
Un día te cansaste y te fuiste, con la excusa de que volvías en menos de una semana, semana que se convirtió en un mes y medio, pero volviste al fin y otra vez la casa estaba en orden. O eso creí. Volviste a partir por los muchos problemas en los que supuestamente estabas, problemas obviamente ficticios pero que mi cabeza enamorada no me iba a dejar ver con claridad jamás. Días más tarde me habla una chica, supuesta novia tuya y aparentemente nos estabas quemando la cabeza a las dos, eras un as de la mentira y a mi recién se me estaba cayendo la venda de los ojos, cuando eso paso, y sin exagerar, entre a la matrix y pude ver todo. Que estúpida fui, nadie tiene ese tipo de romance de novela sin que salga mal. Me enoje, obvio y muchísimo. Deseaba colgarte de las piernas y cortarte el cuello, mirando como te desangraba paulatinamente, una utopía hermosa que me liberaba de la tristeza que por dentro me consumía. Me llevaste a conocer mis miserias, mis más bajos instintos. Fue duro, pero crecí. El dolor te hace más fuerte, o te mata, depende de hasta donde lo dejes corroerte. 
Pasaron meses en los que me seguías hablando, diciendo que me amabas, que querías volver, intentando meterme otra vez en tu redecilla de mentiras. Nunca supe bien con que fin lo hacías, creo que es parte de tu naturaleza nefasta el creer que podes dominar a cualquier persona que se te cruce. Muchas veces me vi doblegada pero por suerte tuve ese atisbo de correrme del blanco para no volver a ser dañada. Aunque para ser honesta más de una vez flaquee y me dormí llorando, hundida en las peores depresiones acompañada de mis demonios mas profundos.
Llego el día de mi cumpleaños, para este punto ya hacía meses que estaba otra vez con el chico anterior a salir con vos, una persona que siempre pero siempre esta cuando la necesito y alguien que me quiere desmedidamente aunque se haga el reacio. Siempre odie mi cumpleaños, nunca me pareció algo que tuviera sentido ser festejado pero ahí me encontraba, sentada en un bar con el que me abrazaba y quería que empiece mi día de la mejor manera. Y cuánta onda le tuvo que poner para que yo sonriera mas nunca se dio por vencido y lo termino consiguiendo. La noche fue hermosa y las primeras horas de mi natalicio eran prometedoras. Ya en casa el que no estaba nada bien era Lucifer, quien hasta hoy lo creo, se fue por cosas de las cuales vos me hiciste alejar y yo accedí, estúpidamente, pensando que te hacían daño. Era todo lo contrario. 
Ya con Lucifer muerto y otro dolor en mi corazón decidí seguir adelante sola, necesitaba sanar por completo para poder amar de verdad, como esa otra persona se lo merecía. 
Esporádicamente empezaste a aparecer otra vez, ya no estabas en el país y te encontrabas en el norte de Brasil, solo, intentando progresar, encontrarte. Me alegro saber que estabas intentando hacer algo por vos mismo y sin dañar a nadie más. Otra vez empezaste con la loca idea de volver a Argentina y venir a donde vivo para empezar todo de cero, mejorados, maduros, sin mentiras de por medio. Creí en eso dos días hasta que sola me cayó la ficha de que vos jamás ibas a cambiar y que jamás ibas a dejar de desaparecer y aparecer en los momentos menos propicios. Sin más un día me bloqueaste. No intente buscarte porque me pareció una manera sana de alejarme. 
Mes y medio después, volviste a aparecer. Otra vez lleno de promesas, promesas que ya sabía que no conducían a ningún lugar saludable para mi psiquis. Estabas otra vez en Buenos Aires y con la ferviente idea de venir a saludarme, que para mi mucho sentido no tenía pero te propuse que seamos amigos, como compañeros de cerveza si podíamos llevarnos bien, no había corazones rotos, lágrimas ni reclamos, solo dos personas compartiendo momentos que avivarían un poco el alma. Llegó la pandemia y todo ese plan se fue por la borda, cuarentena obligatoria y cada uno en su casa. Empezamos a compartir cerveza virtual mientras jugábamos al ajedrez por video llamada, siempre con amistad de por medio, sin confundir sentimientos. Eso estaba mas que charlado.
Otro mes y medio pasó. Llegamos al año de habernos visto por primera vez. Llegamos a esta noche, donde estoy escribiéndote esta última carta, o por lo menos, la última que vas a recibir de mi parte. Viendo al pasado y proyectando al futuro, no tenemos nada más que compartir. Toda esta utopía devastadora y hermosa llego a su cúspide. Ya no tenemos más debates por hacer, ni risas por compartir. Sólo espero tenerte en mi memoria para saber que hoy, gracias a todo tu dolor, soy más grande de lo que nunca fui. Hoy me animo a no tener miedo, a ser yo misma y no dejarme vencer por nadie. Hoy por vos, soy todo lo que antes por mi no era, y te lo agradezco. Fuiste mi pena mayor y mi medalla más grande al final del camino. 
Te deseo lo mejor y que dejes de lastimar todo lo que te rodea, que aprendas a vivir sin que nada tenga que morir. Hasta siempre.

martes, abril 14, 2020

Cartas Vol.II
Que se supone que hay que hacer cuando tenes el corazón tan roto que ya no te cae ni una lágrima ? Que debería hacer si me cuesta respirar por el nudo en la garganta y el dolor extremo que siento en el pecho al pensar que nunca habrá otro recuerdo de los dos ? Tendría que olvidarme de todo y seguir o terminar de hundirme y dejarme ir ? Por qué me lastimaste tanto ? Si sabías que te amaba, a mi manera pero lo hacía, con mi millón de defectos y poquitísimas virtudes te abrí mi corazón por completo intentando reparar el daño que tenía el tuyo, aunque no fue suficiente y sigue tan roto como el mío. Cómo hago para verte sonreír y saber que no soy la causa de tu bienestar ? Quién me va a abrazar cuando tenga frío y cuidarme cuando tenga miedo de dormir ? Dónde quedaron todas esas promesas que a la luz de la luna me dijiste tantas veces ? Qué mano debo agarrar cuando me encuentre perdida en toda mi oscuridad ? Quisiera decirte que voy a estar bien y que nada me afecta pero esta vez es tan distinto y real el dolor que no puedo mentirte ni a mí tampoco, ya no puedo crear ese mundo de fantasía donde soy la heroína que vence todas kas batallas, esta pelea la perdí y por knockout. Me gustaría decir que mañana va a ser mejor, como siempre, pero ya no quiero un mañana, ni un futuro porque sé que en ningún día vas a estar, y me duele, me duele tanto que no tengo palabras para describir lo que siento. Todo lo que puedo hacer es llorar y ver pasar las horas, tratando de tener la mente en blanco y dormir, aunque no lo consigo y me hundo más y más en una depresión horrible que me consume hasta la mas ínfima sonrisa. Odio sentirme tan débil y horrorosa, queriendo morir a cada segundo y, sabes que es lo peor ? Por mas que quiera, no me voy a morir por amor, así como tampoco extrañarte va a acabar con mi vida. Deseo con lo más profundo de mi alma que me abraces hasta que deje de respirar o despertarme a tu lado cayendo en cuenta que todo fue una mala jugada de mi mente, pero son utopías que creo para intentar alejarme del sufrimiento que me causaste. Me enamore de tu caos y tu decadencia, de tus defectos y tu risa, de tu ojos y esa mirada tan pura, me enamore porque me hiciste sentir hermosa en un mundo espantoso y me hiciste sonreír cuando la tristeza se apoderaba de mi ser, me enamore porque no hay nadie que se pueda comparar a vos, me enamore porque me enseñaste a ser yo sin tener miedo y pelearla siempre porque nadie iba a derrotarme; y ahora todo eso donde quedo ? A quién le pido un mimo cuando estoy adolorida ? Ojalá pudiera decirte que espero que encuentres a quien te haga bien, pero hoy no me sale, tampoco quiero que sufras porque eso me dañaría aún más, solo quisiera que te cueste encontrar a esa persona así como a mí me va a costar sanar todas las heridas internas que tengo. Muy a mi pesar sé que si algún día volves a buscarme ahí voy a estar, con los brazos abiertos para recibirte, dispuesta a que me vuelvas a romper el corazón; porque está en mi naturaleza perdonarte y volverte a amar, y está en la tuya disculparte y volverme a buscar.

lunes, abril 13, 2020

Cartas Vol. I
Es Domingo, los domingos te extraño más que otros días y seguro te preguntarás porque, que tienen de especial los domingos no ? Siempre odie ese día, me parecía una perdida de tiempo, sin sentido porque nunca le encontraba un sentido para hacer algo, hasta que mis domingos empezaron a ser tuyos. Desde ese primer domingo que pasamos juntos supe que iba a ser difícil pasarlos alejada de vos y acá estoy, pasándolo como puedo, extrañándote horrores, pensando que seguro tu domingo es otro de los muchos sin sentido con la diferencia que yo pienso en vos y vos, vos estás siendo vos en tu mejor expresión lejos de todo lo demás. Una cualidad que siempre admire, como haces para estar ausente de todo en el momento indicado (o menos indicado, depende de como lo veamos). 
Desde que te fuiste me propongo hacer cosas nuevas todos los domingos, en honor a que no puedo dejarme morir por tu falta, acaso sos tan imprescindible ? Todavía algo dentro mío dice que si pero lo vamos a ir averiguando con el tiempo; mientras tanto hago cosas tales como las que compartimos y con cada una te siento aunque sea un poquito cerca mío. 
Hoy por ejemplo me levante temprano, el día estaba frío y nublado pero no quería desperdiciarlo. Levante a Joni con la promesa de ir a comer algo rico por ahí, que era la única manera de que me de bola para moverse. Como nunca, fuimos a almorzar a un carrito al lado del río y mientras esperábamos la comida sentados en una mesa, no podía dejar de ver el barco estacionado a unos metros y pensar que hacía un mes nosotros estábamos ahí, por un lado quería llorar pero sabía que iba a arruinar todo ese momento tan lindo que estaba compartiendo. Comimos, nos reímos, hablamos mucho y Joni me abrazo tantas veces como me hizo falta; es mi salvavidas en este momento y estoy muy agradecida de tenerlo a mi lado mientras atravieso todo esto. Caminamos tomando latas de birra hasta que no pudimos más y nos acostamos en el pasto a mirar el cielo, entre risas y pelotudeses; me sentí muy viva otra vez, sentí ganas de estar así para siempre. 
Obvio que nada es igual si no es con vos, pero puedo por lo menos tenerte en mi memoria y pasar por lo lugares donde estuvimos y recordarte con una sonrisa y (a veces) con un par de lágrimas en los ojos; no se como conseguiste doblegarme tanto, pero lo hiciste, punto para vos.
Ahora estoy sentada en mi pieza, sola, escuchando música, tomando un té; me es inevitable no tenerte presente y por eso estoy acá, escribiendo una vez mas otra carta que jamás te va a llegar. Te amo tanto que me asusta, esta intensidad que hiciste renacer no la tenía presente hacía mucho tiempo (te odio un poquito por eso) me desespera muchas veces y recurro a calmar todas mis ansias con droga y alcohol, por un rato esta todo bien por lo menos y no pienso tanto, es como una autoviolación a mi cerebro que no para de mandarme información negativa, típico en mi.
Hoy por otro lado no tuve las agallas para hablarte, vos tampoco me buscaste, creo que por ahora es mejor así o eso quiero y me obligo a creer. A veces flasheo que se va a abrir la puerta de la pieza y vas a entrar con una birra en la mano, como siempre, pero todo eso es producto del desequilibrio que manejo últimamente, me haces tanta falta.. 
No me voy a seguir explayando, creo que lo demás es tu público conocimiento. Te amo, para siempre.